
Jn 21, 1: El primer día después del sábado, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, y vio que la piedra que cerraba la entrada del sepulcro había sido removida.
2 Fue corriendo en busca de Simón Pedro y del otro discípulo a quien Jesús amaba y les dijo: 'Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.
3 Pedro y el otro discípulo salieron para el sepulcro. (...)
11 María se quedaba llorando fuera, junto al sepulcro. Mientras lloraba se inclinó para mirar dentro
12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y el otro a los pies.
13 Le dijeron: 'Mujer, ¿por qué lloras?' Les respondió: 'Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.
14 Dicho esto, se dio vuelta y vio a Jesús allí, de pie, pero no sabía que era Jesús.
15 Jesús le dijo: 'Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?' Ella creyó que era el cuidador del huerto y le contestó: 'Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré.
16 Jesús le dijo: 'María'. Ella se dio la vuelta y le dijo: 'Rabboní', que quiere decir 'Maestro'.
17 Jesús le dijo: 'Suéltame, pues aún no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes.
18 María Magdalena se fue y dijo a los discípulos: 'He visto al Señor y me ha dicho esto.
Gracias a Sta. María Magdalena estamos aquí. Sin ella, no sabemos si estaríamos. Quizá el Señor se habría buscado otra forma de dar a conocer la Buena Nueva. Lo que es cierto es que ella fue la encargada de llevar el primer anuncio, y curiosamente una mujer que no había tenido buena fama, en una sociedad en la que la mujer no contaba como testigo en los juicios. Ella sí que es ejemplo de mujer empoderada, una auténtica líder, que rompe convencionalismos sociales, una pionera sin complejos, sin miedos.
Jesús, qué bien siguió María tu consejo de "no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis" (Mt 10, 19).
Algo parecido pasa con los once, tienen méritos nulos y qué gran tarea les encomiendas: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Mc 16, 15).
En la mística se emplea mucho el término "éxtasis", que no tiene nada que ver con sustancias químicas. De ello nos habla Francisco en Christus vivit: Tu desarrollo espiritual se expresa ante todo creciendo en el amor fraterno, generoso, Cuando un encuentro con Dios se llama “éxtasis”, es porque nos saca de nosotros mismos y nos eleva, cautivados por el amor y la belleza de Dios. Pero también podemos ser sacados de nosotros mismos para reconocer la belleza oculta en cada ser humano, su dignidad, su grandeza como imagen de Dios e hijo del Padre. El Espíritu Santo quiere impulsarnos para que salgamos de nosotros mismos, abracemos a los demás con el amor y busquemos su bien. Ojalá vivas cada vez más ese “éxtasis” que es salir de ti mismo para buscar el bien de los demás, hasta dar la vida.
Platón hablaba de salir de la caverna, nosotros tenemos que salir del sepulcro vacío, porque Tú, Señor, ahí no estás. Y no es fácil, como nos dice el Papa: A veces toda la energía, los sueños y el entusiasmo de la juventud se debilitan por la tentación de encerrarnos en nosotros mismos, en nuestros problemas, sentimientos heridos, lamentos y comodidades. Es verdad que a veces, frente a un mundo tan lleno de violencia y egoísmo, los jóvenes pueden correr el riesgo de encerrarse en pequeños grupos, y así privarse de los desafíos de la vida en sociedad, de un mundo amplio, desafiante y necesitado. Sienten que viven el amor fraterno, pero quizás su grupo se convirtió en una mera prolongación de su yo.
A veces, más que salir de nuestra cueva, tenemos que salir de nuestro grupito, donde estamos tan a gusto, como los apóstoles tenían que salir del cenáculo. En relación a esto, continúa Francisco: Esto se agrava si la vocación del laico se concibe sólo como un servicio al interno de la Iglesia (lectores, acólitos, catequistas, etc.), olvidando que la vocación laical es ante todo la caridad en la familia, la caridad social y la caridad política: es un compromiso concreto desde la fe para la construcción de una sociedad nueva, es vivir en medio del mundo y de la sociedad para evangelizar sus diversas instancias, para hacer crecer la paz, la convivencia, la justicia, los derechos humanos, la misericordia, y así extender el Reino de Dios en el mundo.
Ya hace tiempo Raniero Cantalamessa habló de las tres evangelizaciones: la de los monjes, que construyeron Europa en la Edad Media, la de los frailes y religiosos que evangelizaron el mundo en la Edad Moderna, y los laicos, protagonistas de la evangelización en la Edad Contemporánea.
"Ser apóstoles no significa llevar una insignia en el ojal de la chaqueta", decía San Alberto Hurtado. Es mucho más.
Propongo a los jóvenes ir más allá de los grupos de amigos y construir la «amistad social, buscar el bien común. Queridos jóvenes, por favor, no balconeen la vida, métanse en ella. Jesús no se quedó en el balcón, se metió; no balconeen la vida, métanse en ella como hizo Jesús»[92]. Pero sobre todo, de una manera o de otra, sean luchadores por el bien común,
No dejes que eso te ocurra, porque te volverás viejo por dentro, y antes de tiempo. Cada edad tiene su hermosura, y a la juventud no pueden faltarle la utopía comunitaria, la capacidad de soñar unidos, los grandes horizontes que miramos juntos.
El primer anuncio puede despertar una honda experiencia de fe en medio de un “retiro de impacto”, en una conversación en un bar, en un recreo de la facultad, o por cualquiera de los insondables caminos de Dios.
Confío en la capacidad de los mismos jóvenes, que saben encontrar los caminos atractivos para convocar. Saben organizar festivales, competencias deportivas, e incluso saben evangelizar en las redes sociales con mensajes, canciones, videos y otras intervenciones. Sólo hay que estimular a los jóvenes y darles libertad para que ellos se entusiasmen misionando en los ámbitos juveniles.
¡Qué panorama tan enorme nos abres, Señor! Como a los primeros apóstoles. Ahí nos esperas, en medio del mundo, este mundo lleno de hambrientos y sedientos de Ti.
"Id por todo el mundo… y yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20).
Cant 3, 1: En mi lecho, por la noche, buscaba al amor de mi al buscaba al amor de mi alma; lo buscaba, y no lo encontraba.
2 «Me levantaré y rondaré por la ciudad, por las calles y las plazas, buscaré al amor de mi alma». Lo busqué y no lo encontré.
3 Me encontraron los centinelas que hacen la ronda por la ciudad. –«¿Habéis visto al amor de mi alma?».
4 En cuanto los hube pasado, encontré al amor de mi alma. Lo abracé y no lo solté.
Virgen de la Antigua, ¡haz valientes a tus hijos de Guadalajara!

Mañana empezamos la Cuaresma. Y nos escribe Francisco en su mensaje: “que se vea la alegría en los rostros, que se sienta la fragancia de la libertad, que se libere ese amor que hace nuevas todas las cosas”.
¿Eso cuadra en la Cuaresma? ¡Claro!: es tiempo de conversión, purificación, renovación. Tenemos motivos, con las “tres grandes verdades que todos necesitamos escuchar siempre, una y otra vez”, que el Papa nos recuerda en el capítulo 4º de Christus vivit: “un Dios que es amor”, “Cristo te salva” y, lo que recordaremos hoy, “el Espíritu da Vida”.
Hemos meditado el Amor de Dios por nosotros; también cómo Cristo nos salva a cada uno; y hoy meditamos el tipo de Vida que el Espíritu Santo nos entrega. Nos dice Francisco: "el Espíritu Santo te hace entrar cada vez más en el corazón de Cristo para que te llenes siempre más de su amor, de su luz y de su fuerza". Es una Vida distinta a la que conocemos, es una Vida llena de luz, de fuerza, del Amor de Dios.
Gn 2, 7: el Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo.
Un alfarero necesita un barro adecuado para darle forma. Pero sólo el Espíritu Santo convierte el barro en un ser espiritual. ¡Vaya salto!
Jn 15, 26-27: Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio.
Jn 16, 7: os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré.
¡Jesús, de verdad no les mentías a los apóstoles diciéndoles que salían ganando con tu ausencia!
Jn 20, 20-22: los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo”.
Y así, Señor, nos pasas "la bola". Nos dices: “Yo he insuflado ahora en vosotros el Espíritu, para enviaros”.
Lo vimos en Pentecostés:
Hch: 2, 1-6, 12-17, 41: Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse… Al oírse este ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua… Estaban todos estupefactos y desconcertados, diciéndose unos a otros: «¿Qué será esto?». Otros, en cambio, decían en son de burla: «Están borrachos». Entonces Pedro, poniéndose en pie junto con los Once, levantó su voz y con toda solemnidad declaró ante ellos: «Judíos y vecinos todos de Jerusalén, enteraos bien y escuchad atentamente mis palabras. No es, como vosotros suponéis, que estos estén borrachos, pues es solo la hora de tercia, sino que ocurre lo que había dicho el profeta Joel: Y sucederá en los últimos días, dice Dios, que derramaré mi Espíritu sobre toda carne … Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas.
“Borrachos como cubas” decía la antigua canción rockera de los Obús. Borrachos de alegría, y una actividad frenética en Jerusalén, es un buen resumen de aquel día de Pentecostés. Es la Vida que trae el Espíritu, que nos recuerda el Papa, llena de alegría, libertad sin complejos, amor.
Rm 5, 5: el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado.
No es la vida pobre, aburrida, simplona que llevamos tantas veces muchos cristianos. Jn 10, 10: yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Vida abundante, intensa, llena de pasión. Dice Francisco, citando a San Pablo: "«Cuantos se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino que habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: “¡Abba, Padre!”» (Rm 8, 14-15). Pidamos al Señor que el don de su Espíritu venza nuestro temor".
Señor, te pedimos una nueva Pentecostés, sobre todo en los jóvenes, buen barro, no agrietado ni reseco. Señor, llénanos de tu Espíritu, que Él nos mueva. El alma del hombre es como una barca que avanza costosamente a base de remos por las tempestades de la vida, pero donde lo que Tú nos pides, Dios Espíritu Santo, es que extendamos las velas para impulsarnos con tu viento mar adentro, sin miedos. 1 Juan 4:18: "En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor".
“Es Él quien prepara y abre los corazones para que reciban ese anuncio, es Él quien mantiene viva esa experiencia de salvación, es Él quien te ayudará a crecer en esa alegría si lo dejas actuar". Y sigue diciendo el Papa: "¿Necesitas amor? No lo encontrarás en el desenfreno, usando a los demás, poseyendo a otros o dominándolos. Lo hallarás de una manera que verdaderamente te hará feliz ¿Buscas intensidad? No la vivirás acumulando objetos, gastando dinero, corriendo desesperado detrás de cosas de este mundo. Llegará de una forma mucho más bella y satisfactoria si te dejas impulsar por el Espíritu Santo." ¿Buscas pasión? Como dice ese bello poema: ¡Enamórate! (o déjate enamorar), porque «nada puede importar más que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse de Él de una manera definitiva y absoluta…Este amor a Dios que toma con pasión toda la vida es posible gracias al Espíritu Santo, porque «el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que nos ha sido dado» (Rm 5,5).
Tarea para casa: poner nuestro granito de arena, a la nueva Pentecostés. Decía Benedicto XVI a los jóvenes: "os aseguro que el Espíritu de Jesús os invita hoy a vosotros, jóvenes, a ser portadores de la buena noticia de Jesús a vuestros coetáneos. La indudable dificultad de los adultos de tratar de manera comprensible y convincente con el ámbito juvenil puede ser un signo con el cual el Espíritu quiere impulsaros a vosotros, jóvenes, a que os hagáis cargo de ello. Vosotros conocéis el idealismo, el lenguaje y también las heridas, las expectativas y, al mismo tiempo, el deseo de bienestar de vuestros coetáneos. Tenéis ante vosotros el vasto mundo de los afectos, del trabajo, de la formación, de la expectativa, del sufrimiento juvenil... Que cada uno de vosotros tenga la valentía de prometer al Espíritu Santo llevar a un joven a Jesucristo, como mejor lo considere, sabiendo «dar razón de vuestra esperanza, pero con mansedumbre » (cf. 1 P 3, 15). Quizá invitándole a adorar a Cristo en el próximo Ven y verás*.*
Otra tarea, de Francisco: Invoca cada día al Espíritu Santo, para que renueve constantemente en ti la experiencia del gran anuncio. ¿Por qué no? No te pierdes nada y Él puede cambiar tu vida, puede iluminarla y darle un rumbo mejor". Puedes buscar esta noche en internet alguna, que las hay muy buenas.
Madre mía, Virgen de la Antigua, Esposa del Espíritu Santo: ayúdame a que mi barro cobre Vida abundante, ayúdame a desplegar las velas, a ser movido por Él donde Él quiera llevarme.