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Mañana empezamos la Cuaresma. Y nos escribe Francisco en su mensaje: “que se vea la alegría en los rostros, que se sienta la fragancia de la libertad, que se libere ese amor que hace nuevas todas las cosas”.

¿Eso cuadra en la Cuaresma? ¡Claro!: es tiempo de conversión, purificación, renovación. Tenemos motivos, con las “tres grandes verdades que todos necesitamos escuchar siempre, una y otra vez”, que el Papa nos recuerda en el capítulo 4º de Christus vivit: “un Dios que es amor”, “Cristo te salva” y, lo que recordaremos hoy, “el Espíritu da Vida”.

Hemos meditado el Amor de Dios por nosotros; también cómo Cristo nos salva a cada uno; y hoy meditamos el tipo de Vida que el Espíritu Santo nos entrega. Nos dice Francisco: "el Espíritu Santo te hace entrar cada vez más en el corazón de Cristo para que te llenes siempre más de su amor, de su luz y de su fuerza". Es una Vida distinta a la que conocemos, es una Vida llena de luz, de fuerza, del Amor de Dios.


Gn 2, 7: el Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo.

Un alfarero necesita un barro adecuado para darle forma. Pero sólo el Espíritu Santo convierte el barro en un ser espiritual. ¡Vaya salto!

Jn 15, 26-27: Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio.

Jn 16, 7: os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré.

¡Jesús, de verdad no les mentías a los apóstoles diciéndoles que salían ganando con tu ausencia!

Jn 20, 20-22: los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo”.

Y así, Señor, nos pasas "la bola". Nos dices: “Yo he insuflado ahora en vosotros el Espíritu, para enviaros”.

Lo vimos en Pentecostés:

Hch: 2, 1-6, 12-17, 41: Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse… Al oírse este ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua… Estaban todos estupefactos y desconcertados, diciéndose unos a otros: «¿Qué será esto?». Otros, en cambio, decían en son de burla: «Están borrachos». Entonces Pedro, poniéndose en pie junto con los Once, levantó su voz y con toda solemnidad declaró ante ellos: «Judíos y vecinos todos de Jerusalén, enteraos bien y escuchad atentamente mis palabras. No es, como vosotros suponéis, que estos estén borrachos, pues es solo la hora de tercia, sino que ocurre lo que había dicho el profeta Joel: Y sucederá en los últimos días, dice Dios, que derramaré mi Espíritu sobre toda carne … Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas.

“Borrachos como cubas” decía la antigua canción rockera de los Obús. Borrachos de alegría, y una actividad frenética en Jerusalén, es un buen resumen de aquel día de Pentecostés. Es la Vida que trae el Espíritu, que nos recuerda el Papa, llena de alegría, libertad sin complejos, amor.

Rm 5, 5: el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado.

No es la vida pobre, aburrida, simplona que llevamos tantas veces muchos cristianos. Jn 10, 10: yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Vida abundante, intensa, llena de pasión. Dice Francisco, citando a San Pablo: "«Cuantos se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino que habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: “¡Abba, Padre!”» (Rm 8, 14-15). Pidamos al Señor que el don de su Espíritu venza nuestro temor".


Señor, te pedimos una nueva Pentecostés, sobre todo en los jóvenes, buen barro, no agrietado ni reseco. Señor, llénanos de tu Espíritu, que Él nos mueva. El alma del hombre es como una barca que avanza costosamente a base de remos por las tempestades de la vida, pero donde lo que Tú nos pides, Dios Espíritu Santo, es que extendamos las velas para impulsarnos con tu viento mar adentro, sin miedos. 1 Juan 4:18: "En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor".


“Es Él quien prepara y abre los corazones para que reciban ese anuncio, es Él quien mantiene viva esa experiencia de salvación, es Él quien te ayudará a crecer en esa alegría si lo dejas actuar". Y sigue diciendo el Papa: "¿Necesitas amor? No lo encontrarás en el desenfreno, usando a los demás, poseyendo a otros o dominándolos. Lo hallarás de una manera que verdaderamente te hará feliz ¿Buscas intensidad? No la vivirás acumulando objetos, gastando dinero, corriendo desesperado detrás de cosas de este mundo. Llegará de una forma mucho más bella y satisfactoria si te dejas impulsar por el Espíritu Santo." ¿Buscas pasión? Como dice ese bello poema: ¡Enamórate! (o déjate enamorar), porque «nada puede importar más que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse de Él de una manera definitiva y absoluta…Este amor a Dios que toma con pasión toda la vida es posible gracias al Espíritu Santo, porque «el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que nos ha sido dado» (Rm 5,5).


Tarea para casa: poner nuestro granito de arena, a la nueva Pentecostés. Decía Benedicto XVI a los jóvenes: "os aseguro que el Espíritu de Jesús os invita hoy a vosotros, jóvenes, a ser portadores de la buena noticia de Jesús a vuestros coetáneos. La indudable dificultad de los adultos de tratar de manera comprensible y convincente con el ámbito juvenil puede ser un signo con el cual el Espíritu quiere impulsaros a vosotros, jóvenes, a que os hagáis cargo de ello. Vosotros conocéis el idealismo, el lenguaje y también las heridas, las expectativas y, al mismo tiempo, el deseo de bienestar de vuestros coetáneos. Tenéis ante vosotros el vasto mundo de los afectos, del trabajo, de la formación, de la expectativa, del sufrimiento juvenil... Que cada uno de vosotros tenga la valentía de prometer al Espíritu Santo llevar a un joven a Jesucristo, como mejor lo considere, sabiendo «dar razón de vuestra esperanza, pero con mansedumbre » (cf. 1 P 3, 15). Quizá invitándole a adorar a Cristo en el próximo Ven y verás*.*


Otra tarea, de Francisco: Invoca cada día al Espíritu Santo, para que renueve constantemente en ti la experiencia del gran anuncio. ¿Por qué no? No te pierdes nada y Él puede cambiar tu vida, puede iluminarla y darle un rumbo mejor". Puedes buscar esta noche en internet alguna, que las hay muy buenas.


Madre mía, Virgen de la Antigua, Esposa del Espíritu Santo: ayúdame a que mi barro cobre Vida abundante, ayúdame a desplegar las velas, a ser movido por Él donde Él quiera llevarme.




Mt 28. 1 Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, fueron María la Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. 2 Y de pronto tembló fuertemente la tierra, pues un ángel del Señor, bajando del cielo y acercándose, corrió la piedra y se sentó encima. 3 Su aspecto era de relámpago y su vestido blanco como la nieve; 4 los centinelas temblaron de miedo y quedaron como muertos. 5 El ángel habló a las mujeres: «Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús el crucificado. 6 No está aquí: ¡ha resucitado!, como había dicho. Venid a ver el sitio donde yacía 7 e id aprisa a decir a sus discípulos: “Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis”. Mirad, os lo he anunciado». 8 Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos. 9 De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «Alegraos». Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él. 10 Jesús les dijo: «No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán». 11 Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. 12 Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, 13 encargándoles: «Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. 14 Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros». 15 Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy. Misión de los discípulos 16 Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. 17 Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron. 18 Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. 19 Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos».


¿Habéis visto el vídeo más viral de estas Navidades? Es de una niña de 5 años, que dice:

“¿Estáis hartos de que todas las series de superhéroes… con sus explosiones, con sus disfraces cutres, con su multiverso? Pues, les he traído una buena noticia, el cómic definitivo, ¡el mejor superhéroe del mundo! Es este bebé enviado del cielo para salvarnos a todos”.

No, “no es Superman”, que lo mandan desde Cripton. Es “Jesusito”, el mejor superhéroe porque es humilde, “no va en nave espacial, sino en burrito”. Además, no usa trajes para llamar la atención. Él se viste con una batamanta, “como todo el mundo en su época”… Pero, ¡atención!… “Él no es como todo el mundo. Es el hijo de Dios, por eso tiene los mejores poderes”, aunque en realidad “se llaman milagros”… “Que ‘Tormenta’ es capaz de controlar el tiempo, ya Jesús lo hacía “¡hace 2.000 años!”. Que el ‘Doctor Extraño’ puede hablar “con los señores muertos del Multiverso, “¡Jesús también!”. “Puede caminar sobre el agua, multiplicar la comida, curar a los ciegos y resucitar a los muertos”. Y “puede transformar el agua en vino”, que es el favorito de su mamá, dice. Además, “Jesús es humilde”, y a diferencia de Iron Man, “¡no se cree la última Coca Cola del desierto!”. Aunque, de hecho, Él sí pasó mucho tiempo allí, en el desierto, donde se tuvo que enfrentar con el mismísimo Diablo. Pero, spoiler: “¡Gana Jesús!”. ¿Conclusión? “Es el mejor superhéroe porque se sacrificó por nosotros, no por Gothan, no por Metrópolis, sino por toda la humanidad. Spoiler: luego resucita”. Jesús es un personaje que “no aburre… Y no sólo por sus poderes, sino por sus enseñanzas y su manera de ser tan llena de amor”. Y acaba diciendo: “vais a flipar con lo que será capaz de hacer este bebecito cuando crezca”.


¿Jesús, quién eres? Y ¿cuánto me afecta realmente saber quién eres?

“Os comunico una gran alegría”, hemos oído estos días. “Os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor” decían los ángeles a los pastores. Un anuncio “que nunca se debería callar; Cristo te salva”. Hoy toca la segunda gran verdad que el Papa Francisco quiere recordar a los jóvenes en Christus vivit: La primera verdad es la de “un Dios que es amor”, que es un padrazo, como ya vimos. La segunda, que meditaremos hoy, es “Cristo te salva”. Y la tercera será el próximo día.


“Cristo te salva”. ¿Pero quién es Cristo? ¿Y es Salvador de qué? ¿Basta con saber de Cristo como sabemos de Churchill, Napoleón o Julio César? No es equiparable. Como dice la niña: Vais a flipar con lo que será capaz de hacer este bebecito cuando crezca. ¿No es para “flipar” alguien que va por ahí diciendo cosas como que Él siempre ha existido, haciéndose igual a Dios, perdonando los pecados, diciendo que vendrá a juzgar al mundo al final de los tiempos...? «El que ama a su padre y a su madre más que a mí, no es digno de mí, y quien no toma su cruz y no me sigue, no puede ser discípulo mío». Decía C.S. Lewis: “Tenéis que escoger. O ese hombre era, y es, el Hijo de Dios, o era un loco o algo mucho peor”.


¿Quién eres, Jesús, que te haces aquí presente en la ostia, para mí?

Decía el Papa: “A la pregunta acerca de “¿quién es Jesús para ti?”, se podría responder diciendo: “El Hijo de Dios”; se podría decir todo el Credo, todo el Catecismo, y es verdad, pero se llegaría a un punto en el que  no lograríamos explicar el centro del misterio de Jesucristo, aquel “me amó” y “se entregó a sí mismo por mí”. Decía también el Papa: “Comprender el misterio de Jesucristo no es una cuestión de estudio” porque “a Jesucristo sólo se lo entiende por pura gracia”.

Y es que conocerte, Jesús, es entrar en el misterio. Conocer a una persona se logra mediante la relación personal con ella, es convivir, compartir. La Madre Teresa de Calcuta nos da este consejo: "Nunca abandonéis este contacto diario íntimo con Jesús como persona real y viva, y no simplemente como una idea”.

Pero además Jesús, no eres solamente el ser supremo, si no eres mi salvador, aquel “me amó” y “se entregó a sí mismo por mí”. Si hubiese alguien que hubiese muerto por mí para salvarme de una enfermedad mortal ¿no me interesaría? Este es el núcleo del misterio, en palabras de San Pablo: “me amó” y “se entregó a sí mismo por mí”. Y no me he enterado hasta que no descubra que la persona más íntima a mí, más cercana, que más me afecta, eres Tú, Jesús.


Acabamos de retirar los belenes. Seguramente el Jesusito de tu Belén es de los que extiende los brazo. A veces hay niños pequeños que a todos les extienden los brazos para que les cojan, y eso nos encanta. Así se representa casi siempre al Niño. Y eso me recuerda a la JMJ de este verano: “El Señor no señala con el dedo, sino que abre sus brazos -decía el Papa*. -Nos abraza a todos. Nos muestra a Jesús en la cruz, que tanto abrió sus brazos para ser crucificado y morir por nosotros."


Señor, ¿te veo yo como mi Salvador? Cuando mis problemas son del tipo aprobar los exámenes, o pagar la hipoteca cada mes… ¿de qué necesito yo ser salvado? Pero nos dijiste en qué consistía tu Salvación: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Sólo Tú me salvas de perder el camino en la vida, me salvas de vivir en vano, de vivir en mi mundo de autoengaño, nadie más que Tú.


Hay un tesoro de carta de Sta. Teresa de Calcuta, de 1993, cuando tenía 83 años y presentía que se acercaba el final de sus días, y que escribió a sus hijas: «Jesús quiere que os diga de nuevo cuánto amor tiene por cada uno de vosotros, más allá de cuanto podáis imaginar. Me preocupa que alguno de vosotros todavía no se haya realmente encontrado con Jesús –cara a cara–, tú y Jesús a solas. Podemos pasarnos el tiempo en la capilla, pero ¿habéis visto con los ojos de vuestra alma cómo Él os mira con amor? ¿Conocéis realmente al Jesús vivo, no a través de los libros, sino por estar con Él en vuestro corazón? ¿Habéis oído las palabras llenas de amor con que Él os habla? Pedidle la gracia, Él está deseando dárosla. [...] Hasta que conozcas muy dentro de ti que Jesús tiene sed de ti, no puedes empezar a saber quién quiere Él ser para ti. O quién quiere Él que seas tú para Él».


Jesús, quiero coger tu mano, que extiendes hacia mí. ¿Señor, cómo quieres que contigo llene mi vida? ¿qué quieres que corrija de mi camino para que seas Tú mi camino?, ¿te pido luz para ver tu verdad y fuerza para seguirla? Como decía Machado: ¿Tú verdad? no, la verdad; y ven conmigo a buscarla. La tuya guárdatela.

María, Virgen de la Antigua, quiero coger tu mano también.



Lc 10, 11-32: Un hombre tenía dos hijos. El más joven de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde. Y les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo más joven, reuniéndolo todo, se fue a un país lejano y malgastó allí su fortuna viviendo lujuriosamente. Después de gastar todo, hubo una gran hambre en aquella región y él empezó a pasar necesidad. Fue y se puso a servir a un hombre de aquella región, el cual lo mandó a sus tierras a guardar cerdos; le entraban ganas de saciarse con las algarrobas que comían los cerdos; y nadie se las daba. Recapacitando, se dijo: ¡cuántos jornaleros de mi padre tienen pan abundante mientras yo aquí me muero de hambre! Me levantaré e iré a mi padre y le diré: padre, he pecado contra el Cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros. Y levantándose se puso en camino hacia la casa de su padre.

Cuando aun estaba lejos, lo vio su padre y se compadeció; y corriendo a su encuentro, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. Comenzó a decirle el hijo: Padre, he pecado contra el Cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo. Pero el padre dijo a sus criados: pronto, sacad el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo, y vamos a celebrarlo con un banquete; porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado. Y se pusieron a celebrarlo.



¿Quizá algunos de vosotros tiene un tatuaje? Dios sí los tiene, con tu nombre, lo dice la Biblia:´yo te llevo tatuado en la palma de mi mano´ (Is. 49, 16). Y nos lo recuerda el Papa Francisco en Christus vivit: "Dios te ama. Nunca lo dudes, más allá de lo que te suceda en la vida. En cualquier circunstancia, eres infinitamente amado".


¿Qué quieres decir, Señor, con ese dar al hijo pródigo la mitad de tú fortuna? ¿No me has dado también a mí la mitad de tu fortuna, tantos dones, que quizá no sé reconocer, y que puedo malgastarlos?


"Lo que puedo decirte con seguridad es que puedes arrojarte seguro en los brazos de tu Padre divino, de ese Dios que te dio la vida y que te la da a cada momento. Él te sostendrá con firmeza, y al mismo tiempo sentirás que Él respeta hasta el fondo tu libertad".


Cualquiera de nosotros se lo podemos preguntar a abuelos, sacerdotes, otros cristianos, a los santos,… ¡Se puede de verdad confiar en Dios!


Además, dice el Papa, "es un amor «que no aplasta, es un amor que no margina, que no se calla, un amor que no humilla ni avasalla. Es el amor del Señor, un amor de todos los días, discreto y respetuoso, amor de libertad y para la libertad, amor que cura y que levanta".

Un Amor que no agobia, que es infinito, pero a la vez libre, inmenso, pero no posesivo, que respeta la voluntad de cada uno.


Es llamativo un Dios que deja tanta libertad a sus hijos. La libertad con que Tú, Jesús, nos invitas a seguirte: "El que quiera seguirme…".


Nuestro Dios es un Padrazo que te dirige a ti estas palabras: Te amo con amor eterno, total, absoluto. Con un amor que me lleva a darme del todo a ti y para siempre. Que no te pide nada a cambio y que siempre me lleva a adelantarme y darme a ti. Con un amor incondicional. Que no está determinado por nada. Que no busca nada de vuelta: solo amarte y amarte y amarte… sin cansancio ni descanso. Sólo quiero darme a ti… y esperarte en todo momento. Lo hago desde el Sagrario. Lo hago desde la Cruz. Te esperaré con inmenso amor, aunque reniegues de Mí. Aunque te declares agnóstico o ateo. Yo te amo aunque tú nunca lo hagas. Aunque no me tomes en cuenta o no me dediques, al menos… diez minutos de tu día para estar conmigo. Te amo hasta el extremo. Te amo apasionadamente. Te amo y no te cambio por nada ni por nadie. Ni Yo, que soy tu Dios, quiero cambiarte si tú no quieres cambiar. Si no quieres creer en Mí… te amo. Si no quieres cambiar tu opinión… te amo. Si me reniegas… te amo. Si me traicionas… te amo. Te amo con todos tus defectos, con todas tus imperfecciones… con todos tus pecados. Te amo hasta las últimas consecuencias. Te amo y por eso preservo tu libertad aunque eso conlleve que nunca me ames por toda la eternidad… y toda una eternidad te siga amando y sufriendo por ti. Te amo aunque no me correspondas. Te amo aunque no me dejes que te limpie y te bese en la confesión. Te amo aunque a veces me puedas recibir en la Comunión con frialdad o tibieza, con acostumbramiento y rutina. Te amo aunque no veas en ti nada por lo que puedas ser amado. Te amo y quiero que mi amor te lleve a darte cuenta de que lo vales todo. De que vales… toda la Sangre de un Dios… que se ha enamorado locamente de ti. Te amo y siempre quiero amarte más. Te amo y no necesito que seas perfecto. Te amo y no necesito que cumplas objetivos. Te amo y no necesito que tengas mayor o menor aceptación en redes sociales o en grupos de gentes. Te amo aunque no estés en tu peso ideal. Te amo aunque seas calvo. Te amo con tu nariz aguileña. Te amo con tu acné. Te amo con tus quince años… y con tus ochenta. Te amo cuando eres joven… y cuando no lo eres tanto. Te amo cuando te sientes desolado y triste. Te amo cuando estás eufórico. Te amo cuando te comparas... y no deberías… porque te amo sin término de comparación. Te amo y aún más… cuando estás depre y crees que no mereces ni mi amor ni el de nadie. Cuando estás así… te amo aún más del todo. Te amo cuando te dan un golpe donde más duele: en tu corazón. Te amo cuando no te tienen en cuenta. Te amo cuando te rechazan. Te amo cuando se ríen de ti. Te amo cuando te apartan, cuando te dejan de lado. Te amo cuando no te valoran. Te amo cuando te utilizan. Te amo cuando ves que quienes amas no corresponden a tu amor. Te amo cuando te sientes solo… y no lo estás… porque bien sabes que Yo… te amo… y quien te ama… siempre está contigo. Te amo y mil y mil veces te seguiré amando por toda la eternidad. Sólo te pido que tú… permanezcas en mi amor.


Con un amor así nos cuadra que seas capaz de hacer lo que contemplaremos esta Navidad, ¡un Dios hecho bebé en un establo! Y eso, mi Dios, lo haces por mí, por cada uno. En efecto, es para volvernos un poco locos, locos de amor.


María, Madre mía, gracias porque Tú me invitas también a confiar. Y me dices lo que le dijiste a San Juan Diego: "¿No estoy yo aquí que soy tu madre?"

Acuedo con St Bedes
retiro febrero21Artist Name
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