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Retiro joven marzo 2024




Jn 21, 1: El primer día después del sábado, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, y vio que la piedra que cerraba la entrada del sepulcro había sido removida.

2 Fue corriendo en busca de Simón Pedro y del otro discípulo a quien Jesús amaba y les dijo: 'Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.

3 Pedro y el otro discípulo salieron para el sepulcro. (...)

11 María se quedaba llorando fuera, junto al sepulcro. Mientras lloraba se inclinó para mirar dentro

12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y el otro a los pies.

13 Le dijeron: 'Mujer, ¿por qué lloras?' Les respondió: 'Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.

14 Dicho esto, se dio vuelta y vio a Jesús allí, de pie, pero no sabía que era Jesús.

15 Jesús le dijo: 'Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?' Ella creyó que era el cuidador del huerto y le contestó: 'Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré.

16 Jesús le dijo: 'María'. Ella se dio la vuelta y le dijo: 'Rabboní', que quiere decir 'Maestro'.

17 Jesús le dijo: 'Suéltame, pues aún no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes.

18 María Magdalena se fue y dijo a los discípulos: 'He visto al Señor y me ha dicho esto.



Gracias a Sta. María Magdalena estamos aquí. Sin ella, no sabemos si estaríamos. Quizá el Señor se habría buscado otra forma de dar a conocer la Buena Nueva. Lo que es cierto es que ella fue la encargada de llevar el primer anuncio, y curiosamente una mujer que no había tenido buena fama, en una sociedad en la que la mujer no contaba como testigo en los juicios. Ella sí que es ejemplo de mujer empoderada, una auténtica líder, que rompe convencionalismos sociales, una pionera sin complejos, sin miedos.

Jesús, qué bien siguió María tu consejo de "no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis" (Mt 10, 19).

Algo parecido pasa con los once, tienen méritos nulos y qué gran tarea les encomiendas: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Mc 16, 15).


En la mística se emplea mucho el término "éxtasis", que no tiene nada que ver con sustancias químicas. De ello nos habla Francisco en Christus vivit: Tu desarrollo espiritual se expresa ante todo creciendo en el amor fraterno, generoso, Cuando un encuentro con Dios se llama “éxtasis”, es porque nos saca de nosotros mismos y nos eleva, cautivados por el amor y la belleza de Dios. Pero también podemos ser sacados de nosotros mismos para reconocer la belleza oculta en cada ser humano, su dignidad, su grandeza como imagen de Dios e hijo del Padre. El Espíritu Santo quiere impulsarnos para que salgamos de nosotros mismos, abracemos a los demás con el amor y busquemos su bien. Ojalá vivas cada vez más ese “éxtasis” que es salir de ti mismo para buscar el bien de los demás, hasta dar la vida.


Platón hablaba de salir de la caverna, nosotros tenemos que salir del sepulcro vacío, porque Tú, Señor, ahí no estás. Y no es fácil, como nos dice el Papa: A veces toda la energía, los sueños y el entusiasmo de la juventud se debilitan por la tentación de encerrarnos en nosotros mismos, en nuestros problemas, sentimientos heridos, lamentos y comodidades. Es verdad que a veces, frente a un mundo tan lleno de violencia y egoísmo, los jóvenes pueden correr el riesgo de encerrarse en pequeños grupos, y así privarse de los desafíos de la vida en sociedad, de un mundo amplio, desafiante y necesitado. Sienten que viven el amor fraterno, pero quizás su grupo se convirtió en una mera prolongación de su yo.


A veces, más que salir de nuestra cueva, tenemos que salir de nuestro grupito, donde estamos tan a gusto, como los apóstoles tenían que salir del cenáculo. En relación a esto, continúa Francisco: Esto se agrava si la vocación del laico se concibe sólo como un servicio al interno de la Iglesia (lectores, acólitos, catequistas, etc.), olvidando que la vocación laical es ante todo la caridad en la familia, la caridad social y la caridad política: es un compromiso concreto desde la fe para la construcción de una sociedad nueva, es vivir en medio del mundo y de la sociedad para evangelizar sus diversas instancias, para hacer crecer la paz, la convivencia, la justicia, los derechos humanos, la misericordia, y así extender el Reino de Dios en el mundo.


Ya hace tiempo Raniero Cantalamessa habló de las tres evangelizaciones: la de los monjes, que construyeron Europa en la Edad Media, la de los frailes y religiosos que evangelizaron el mundo en la Edad Moderna, y los laicos, protagonistas de la evangelización en la Edad Contemporánea.


"Ser apóstoles no significa llevar una insignia en el ojal de la chaqueta", decía San Alberto Hurtado. Es mucho más.


Propongo a los jóvenes ir más allá de los grupos de amigos y construir la «amistad social, buscar el bien común. Queridos jóvenes, por favor, no balconeen la vida, métanse en ella. Jesús no se quedó en el balcón, se metió; no balconeen la vida, métanse en ella como hizo Jesús»[92]. Pero sobre todo, de una manera o de otra, sean luchadores por el bien común,

No dejes que eso te ocurra, porque te volverás viejo por dentro, y antes de tiempo. Cada edad tiene su hermosura, y a la juventud no pueden faltarle la utopía comunitaria, la capacidad de soñar unidos, los grandes horizontes que miramos juntos.

El primer anuncio puede despertar una honda experiencia de fe en medio de un “retiro de impacto”, en una conversación en un bar, en un recreo de la facultad, o por cualquiera de los insondables caminos de Dios.

Confío en la capacidad de los mismos jóvenes, que saben encontrar los caminos atractivos para convocar. Saben organizar festivales, competencias deportivas, e incluso saben evangelizar en las redes sociales con mensajes, canciones, videos y otras intervenciones. Sólo hay que estimular a los jóvenes y darles libertad para que ellos se entusiasmen misionando en los ámbitos juveniles.


¡Qué panorama tan enorme nos abres, Señor! Como a los primeros apóstoles. Ahí nos esperas, en medio del mundo, este mundo lleno de hambrientos y sedientos de Ti.


"Id por todo el mundo… y yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20).


Cant 3, 1: En mi lecho, por la noche, buscaba al amor de mi al buscaba al amor de mi alma; lo buscaba, y no lo encontraba.

2 «Me levantaré y rondaré por la ciudad, por las calles y las plazas, buscaré al amor de mi alma». Lo busqué y no lo encontré.

3 Me encontraron los centinelas que hacen la ronda por la ciudad. –«¿Habéis visto al amor de mi alma?».

4 En cuanto los hube pasado, encontré al amor de mi alma. Lo abracé y no lo solté.



Virgen de la Antigua, ¡haz valientes a tus hijos de Guadalajara!

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