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Retiro joven noviembre 2022


Es conocido un video que circuló por las redes para felicitar la Navidad. Así habría sido el nacimiento de Jesús con las tecnologías actuales: 1. A la Virgen le llega de Gabriel un mensaje al iPhone: “Tú serás la Madre de Dios”. 2. María busca en Wikipedia: “Espíritu Santo”. 3. María envía a José un e-mail: “Tenemos que hablar, estoy embarazada. Besos”. 4. María busca en Google Maps: "Cómo llegar desde Nazareth hasta Belén". a) Selecciona la opción: “evitar autopistas”. 5. María busca un medio de locomoción que le lleve a Belén. a) Para el día: 24 de diciembre del año 0000. b) Medios disponibles ahora mismo: sólo uno: “en Burro”. 6. María entra en la red social Twitter y busca: “José carpintero”. 7. Encuentra a José, que viaja camino de Belén para inscribirse en el censo. 8. A José le llega un mensaje al iPhone: “Todas las posadas de Belén ocupadas; Solo libre un establo”. 9. José deja una noticia en su perfil de Facebook: “¡Estoy muy nervioso! ¡Será que mi Hijo va a nacer aquí!” 10. José cuelga en Facebook: “fotos de mi Hijo recién nacido”. 11. José recibe, uno tras otro, cientos de miles de mensajes: “me gustan esta noticia y las fotos 12. José, por medio de Facebook-amigos, invita a los Tres Reyes Magos a conocer a su hijo. 13. El Rey Melchor escribe a Baltasar un mensaje de correo: a) Asunto: “Presentes.” b) Texto: “¿Ya sabes qué regalo vamos a llevar a Niño?”. 14. Baltasar busca un medio de transporte: “Camello”. 15. Gaspar y Baltasar compran en www.amazon.com tres regalos: a) 10 Kg de oro. b) 10 palos de incienso. c) 3 sacos de Mirra. 16. José cuelga un vídeo en Youtube: “Nacimiento del Niño”. Y la conclusión del vídeo es: “Los tiempos cambian. El mensaje de paz permanece”.


El mensaje de la Navidad permanece más allá de todas las épocas. ¿Por qué? Quizá porque, como decía Chesterton, en Navidad celebramos un trastorno del universo. Antes de que existiera la Navidad adorar a Dios significaba un temor reverencial, pero a partir de la Navidad, adorar a Dios significa dirigir la mirada hacia la fragilidad de un niño que llora en un pesebre. "Las manos inmensas que habían modelado el universo se convierten, de súbito, en unas manos diminutas que tiemblan en el frío de la noche y buscan el calor del pecho de su Madre. Divinidad y fragilidad habían sido hasta ese momento conceptos antitéticos; pero la Navidad los obliga a juntarse".

Esta semana pasada se inauguró el alumbrado navideño de la ciudad, quizá un poco pronto, me parece. Dios mío, un año más me das la oportunidad de celebrar estas fiestas, sobre todo, para que intente asumir, como decía Benedicto XVI, que eres tan grande que te haces pequeño. Este Papa se preguntaba si la humanidad de nuestro tiempo espera todavía un Salvador, o más bien Dios nos resulta un poco ajeno a nuestros intereses, no necesitamos mucho de Él, y a veces, incluso puede convertirse en cierta medida en un “obstáculo”.


En la revista Alfa y Omega entrevistaron hace poco al actor Enrique Arce, que ha actuado en la nueva película de Terminator y la tercera temporada de La casa de papel. Sobre un libro que ha escrito dice: "Hablo de alcohol como podría haber hablado de otra adicción que suponga ceder un mal control: adicción a las redes sociales, al éxito o al dinero, al sexo… Es muy distinto a ceder el control a un intangible que muchos llamamos Dios. Cuando yo cedí el control a Dios –que es lo que conozco–, la vida se me colocó de una manera que jamás pensé que fuera posible". Y cuenta su proceso de acercamiento a Dios. "Me fui a Londres en una época terrible para la profesión en España. Había hecho una película con Pierce Brosnan, Aaron Paul y Toni Colette [Mejor otro día] y aproveché el estreno para buscar suerte ahí. En un momento dado tenía poco dinero, estaba bajo de ánimo, me partieron la cara… Con 41 años, en vez de tener tu vida estabilizada, había tocado fondo. Con la cara como un plato por una pelea en un bar después de beber, entré en una iglesia como si me hubieran succionado la vida. Me caían las lágrimas. Estaba ahí sentado y dije: “Si es verdad lo que me contaron los maristas de pequeño, si hay algo ahí, échame una mano”. Fue el principio de todo lo que ha venido después. Cambié cuando cedí el control, cuando dejé de llevar el coche con el que iba por la vida a 200 por hora, queriendo reconocimiento y éxito, y me senté en el asiento del copiloto, lo recliné, me puse el cinturón y le dije: “Ahora lo llevas tú un rato”. Todo han sido bendiciones. El trabajo que he hecho, que ha coincidido con la novela, ha sido mi propio camino iniciático". Cuenta también cómo le ayudó hacer el Camino de Santiago. Y concluye diciendo: "Recibo las cosas con gratitud pero ya no me proyecto en ellas". Señor, nos cuesta aprender, pero Tú un año más nos enseñas desde el Portal. "Falsos profetas siguen proponiendo una salvación “barata” -decía también Benedicto XVI-, que acaba siempre por provocar fuertes decepciones. Precisamente la historia de los últimos cincuenta años demuestra esta búsqueda de un Salvador “barato” y pone de manifiesto todas las decepciones que se han derivado de ello".


La Navidad, cada vez más convertida en una fiesta del consumo, nos hace pensar ante qué nos arrodillamos. Ahora ya no adoramos las fuerzas terribles y misteriosas que pueda haber tras la naturaleza, pero sí nos postramos en sumisión ante ante los derechos individualistas, o los animales, o las ideologías, y nos arrodillamos ante el éxito, la tecnología, la comodidad, etc. ¿Qué es la Navidad? La Navidad consiste en que un Dios, que hasta entonces había sido invisible e incorpóreo, omnipotente y glorioso, se hace niño. Y "al asumir Dios la fragilidad de la naturaleza humana, se inauguró una nueva era de la Humanidad... y desde el momento en que Dios se había hecho frágil como nosotros mismos, resultaba más fácil abrazar la fragilidad del prójimo".


"Quitad lo sobrenatural y no encontraréis lo natural, sino lo antinatural", nos enseña Chesterton. No adorar a este Dios tierno nos hará esclavos de miles de idolatrías, en "correteos -como dice de Prada- de un gallo al que han arrancado la cabeza y que bate las alas desesperadamente, mientras se desangra y agoniza".

El Papa Francisco dijo en las navidades pasadas: "Adorar al Señor no es fácil, no es un hecho inmediato: exige una cierta madurez espiritual, y es el punto de llegada de un camino interior, a veces largo". "La actitud de adorar a Dios no es espontánea en nosotros. Sí, el ser humano necesita adorar, pero corre el riesgo de equivocar el objetivo. En efecto, si no adora a Dios adorará a los ídolos -no existe un punto intermedio, o Dios o los ídolos; o diciéndolo con una frase de un escritor francés: 'Quien no adora a Dios, adora al diablo'-, y en vez de creyente se volverá idólatra".

¿Me tomo en serio mi necesidad de adorar a Dios para liberarme de otras esclavitudes?


Con el ejemplo de los Reyes Magos, el Papa citaba tres fases en este proceso: “Levantar la vista”, “ponerse en camino” y “ver”, "estas tres expresiones nos ayudarán a entender qué significa ser adoradores del Señor":

"Levantar la vista... es una invitación a dejar de lado el cansancio y las quejas... a liberarse de la dictadura del propio yo... y no hacer de los problemas y las dificultades el centro de nuestra existencia"; es permanecer confiados en el Señor y en "gratitud filial". "Cuando esto sucede, el corazón se abre a la adoración. Por el contrario, cuando fijamos la atención exclusivamente en los problemas, rechazando alzar los ojos a Dios, el miedo invade el corazón y lo desorienta, dando lugar a la rabia, al desconcierto, a la angustia y a la depresión. En estas condiciones es difícil adorar al Señor. Si esto ocurre, es necesario tener la valentía de romper el círculo de nuestras conclusiones obvias, con la conciencia de que la realidad es más grande que nuestros pensamientos".

¿Soy una persona negativa y quejica? ¿Estoy atento a fijarme sobre todo en las cosas positivas de los demás? ¿Veo cada dificultad como un reto que me pone Dios para sacar lo mejor de mí mismo con su ayuda?

"Ponerse en camino", sigue diciendo el Papa, implica dejarse transformar por ese camino, porque "el viaje implica siempre una trasformación, un cambio. Después del viaje ya no somos como antes... No se llega a adorar al Señor sin pasar antes a través de la maduración interior que nos da el ponernos en camino... Desde este punto de vista, los fracasos, las crisis y los errores pueden ser experiencias instructivas, no es raro que sirvan para hacernos caer en la cuenta de que sólo el Señor es digno de ser adorado, porque solamente Él satisface el deseo de vida y eternidad presente en lo íntimo de cada persona". El camino incluye también "la conciencia de ser pecadores", porque aceptarlo "con fe y con arrepentimiento, con contrición, te ayudará a crecer".

¿Me reconozco débil y necesitado de la ayuda de Dios y de los demás? ¿Me doy cuenta que la debilidad humana es lo que nos iguala a todos y el motivo de la venida de Dios?

Por último, "ver" es ver lo que vieron los Reyes Magos, "un soberano... más allá de la apariencia": "Arrodillándose ante el Niño nacido en Belén, expresaron una adoración que era sobre todo interior: abrir los cofres que llevaban como regalo fue signo del ofrecimiento de sus corazones". Porque "para adorar al Señor es necesario 'ver' más allá del velo de lo visible, que frecuentemente se revela engañoso". A diferencia de Herodes y los mundanos, cuya mirada de "mundanidad sólo da valor a las cosas sensacionales", los Reyes Magos ven con "realismo teologal", el cual "percibe con objetividad la realidad de las cosas, llegando finalmente a la comprensión de que Dios se aparta de cualquier ostentación... Este modo de “ver” que trasciende lo visible, hace que nosotros adoremos al Señor, a menudo escondido en las situaciones sencillas, en las personas humildes y marginales".

¿Estoy dispuesto a gastar estas navidades mi dinero con los necesitados, a salir de mí mismo para compartir mi tiempo con aquellos que Dios ha puesto cerca de mí?

El Papa concluyó pidiendo al Señor que nos haga "verdaderos adoradores suyos, capaces de manifestar con la vida su designio de amor". Así te lo pedimos, Jesús: haz que tu amor, esta Navidad, me rescate de mis falsos ídolos y miedos. Jesús, hecho pequeño por mí, ayúdanos para que sólo ante Ti nos postremos, y ante nadie más.


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