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Retiro joven marzo 2025

  • josanfihe
  • 6 may
  • 4 Min. de lectura



Las cosas más asombrosas ocurren en el silencio: la gestación de una vida, el nacimiento de la luz del amanecer, el brotar de la primavera, la grandeza de las personas en su sacrificio escondido, tan distinto que el éxito exhibicionista…


Recuerdo un artículo de opinión de cine del filósofo Julián Marías donde que no hay películas buenas de terror, porque el miedo consiste en imaginar, y en cuanto hay imagen, que eso es el cine, desaparece el miedo…


¿No es verdad que hay ciertas cosas que pierden su valor si se les da publicidad?


Jesús, al comienzo de la Cuaresma nos decías: *«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. «Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” (*Mt 6)


Hoy no tenemos imágenes de San José, todavía no sale en Chosen, ni tampoco tenemos palabras suyas en el Evangelio; parece que él no habla, pero sí actúa, interviene, decide, soluciona.


Decía Francisco *Cuánta gente cada día demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino corresponsabilidad* (PC)*.*


En nuestro mundo artificial lo que no se ve no existe, si no estás en las redes no tienes relevancia. Hoy todos aparentamos, todos juzgamos, y todos repetimos tópicos, como papagayos, en una infinita cámara de eco que se llama Internet.


Pero nuestros problemas requieren menos palabras y más entrega, generosidad, esfuerzo, actuación.


Cuánta palabrería hueca: *Sea vuestro lenguaje: "Sí, sí"; "no, no": que lo que pasa de aquí viene del Maligno”* (Mt 5, 37)


Dice el Papa: *“Al final de cada relato en el que José es el protagonista, el Evangelio señala que él se levantó, tomó al Niño y a su madre e hizo lo que Dios le había mandado (cf. Mt 1,24; 2,14.21). De hecho, Jesús y María, su madre, son el tesoro más preciado de nuestra fe”* (PC).


Jesús, Tú elegiste a José como padre en la tierra, parco en palabras, profundo en discernimientos y resolutivo en obras.


Hay un paralelo entre Adán y Eva y María y José. Eva dialoga con el ángel caído, y Adán, sin mediar palabra, cae en la tentación. En la nueva creación del hombre nuevo y la mujer nueva, María dialoga también con el ángel, pero para acoger el don de Dios; José también, sin mediar palabra, pone por obra sin dilación la palabra del Ángel, se entrega sin fisuras a la obra de Dios en el mundo. Él es el prototipo de tus seguidores, Jesús, que te siguen sin cuestionamiento alguno.


Porque ante su llamada a Dios no se le cuestiona, se le entrega todo, de forma inmediata. “***Y él, dejándolo todo, se levantó y le seguió” es lo que hizo Mateo, y Pedro, y Juan y Santiago…***


Pero San José si sabemos de las palabras más importantes que tuvo que decir: "el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1, 21)


Fue poner el nombre a Jesús, como Adán puso nombre a las criaturas San José puso nombre al Dios hecho criatura.


Jesús, que mis labios te alaben, que tú nombre sea pronunciado continuamente como adoración, con mis labios y mis obras.


San José, enséñanos a decir siempre las palabras justas adecuadas convenientes.


San José ayúdanos a ser fieles a los nuestros, a obedecer a Dios a olvidarnos de nosotros mismos por un bien mayor a renunciar a nuestro afán de posesión para amar con un corazón limpio y y generoso a trabajar todos los días con esfuerzo sabiéndonos acompañados por el Dios con nosotros enséñanos a cuidar y proteger lo más sagrado que Dios pone en nuestras manos enséñanos a no juzgar a no criticar sino a poner todo de nuestra parte y entregar nuestra vida hasta apagarnos como una vela consumida, de forma silenciosa.


**Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María. A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre. Oh, bienaventurado José, muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida. Concédenos gracia, misericordia y valentía, y defiéndenos de todo mal. Amén.**"

 
 
 

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