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Retiro joven enero 2024




Mt 28. 1 Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, fueron María la Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. 2 Y de pronto tembló fuertemente la tierra, pues un ángel del Señor, bajando del cielo y acercándose, corrió la piedra y se sentó encima. 3 Su aspecto era de relámpago y su vestido blanco como la nieve; 4 los centinelas temblaron de miedo y quedaron como muertos. 5 El ángel habló a las mujeres: «Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús el crucificado. 6 No está aquí: ¡ha resucitado!, como había dicho. Venid a ver el sitio donde yacía 7 e id aprisa a decir a sus discípulos: “Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis”. Mirad, os lo he anunciado». 8 Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos. 9 De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «Alegraos». Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él. 10 Jesús les dijo: «No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán». 11 Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. 12 Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, 13 encargándoles: «Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. 14 Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros». 15 Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy. Misión de los discípulos 16 Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. 17 Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron. 18 Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. 19 Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos».


¿Habéis visto el vídeo más viral de estas Navidades? Es de una niña de 5 años, que dice:

“¿Estáis hartos de que todas las series de superhéroes… con sus explosiones, con sus disfraces cutres, con su multiverso? Pues, les he traído una buena noticia, el cómic definitivo, ¡el mejor superhéroe del mundo! Es este bebé enviado del cielo para salvarnos a todos”.

No, “no es Superman”, que lo mandan desde Cripton. Es “Jesusito”, el mejor superhéroe porque es humilde, “no va en nave espacial, sino en burrito”. Además, no usa trajes para llamar la atención. Él se viste con una batamanta, “como todo el mundo en su época”… Pero, ¡atención!… “Él no es como todo el mundo. Es el hijo de Dios, por eso tiene los mejores poderes”, aunque en realidad “se llaman milagros”… “Que ‘Tormenta’ es capaz de controlar el tiempo, ya Jesús lo hacía “¡hace 2.000 años!”. Que el ‘Doctor Extraño’ puede hablar “con los señores muertos del Multiverso, “¡Jesús también!”. “Puede caminar sobre el agua, multiplicar la comida, curar a los ciegos y resucitar a los muertos”. Y “puede transformar el agua en vino”, que es el favorito de su mamá, dice. Además, “Jesús es humilde”, y a diferencia de Iron Man, “¡no se cree la última Coca Cola del desierto!”. Aunque, de hecho, Él sí pasó mucho tiempo allí, en el desierto, donde se tuvo que enfrentar con el mismísimo Diablo. Pero, spoiler: “¡Gana Jesús!”. ¿Conclusión? “Es el mejor superhéroe porque se sacrificó por nosotros, no por Gothan, no por Metrópolis, sino por toda la humanidad. Spoiler: luego resucita”. Jesús es un personaje que “no aburre… Y no sólo por sus poderes, sino por sus enseñanzas y su manera de ser tan llena de amor”. Y acaba diciendo: “vais a flipar con lo que será capaz de hacer este bebecito cuando crezca”.


¿Jesús, quién eres? Y ¿cuánto me afecta realmente saber quién eres?

“Os comunico una gran alegría”, hemos oído estos días. “Os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor” decían los ángeles a los pastores. Un anuncio “que nunca se debería callar; Cristo te salva”. Hoy toca la segunda gran verdad que el Papa Francisco quiere recordar a los jóvenes en Christus vivit: La primera verdad es la de “un Dios que es amor”, que es un padrazo, como ya vimos. La segunda, que meditaremos hoy, es “Cristo te salva”. Y la tercera será el próximo día.


“Cristo te salva”. ¿Pero quién es Cristo? ¿Y es Salvador de qué? ¿Basta con saber de Cristo como sabemos de Churchill, Napoleón o Julio César? No es equiparable. Como dice la niña: Vais a flipar con lo que será capaz de hacer este bebecito cuando crezca. ¿No es para “flipar” alguien que va por ahí diciendo cosas como que Él siempre ha existido, haciéndose igual a Dios, perdonando los pecados, diciendo que vendrá a juzgar al mundo al final de los tiempos...? «El que ama a su padre y a su madre más que a mí, no es digno de mí, y quien no toma su cruz y no me sigue, no puede ser discípulo mío». Decía C.S. Lewis: “Tenéis que escoger. O ese hombre era, y es, el Hijo de Dios, o era un loco o algo mucho peor”.


¿Quién eres, Jesús, que te haces aquí presente en la ostia, para mí?

Decía el Papa: “A la pregunta acerca de “¿quién es Jesús para ti?”, se podría responder diciendo: “El Hijo de Dios”; se podría decir todo el Credo, todo el Catecismo, y es verdad, pero se llegaría a un punto en el que  no lograríamos explicar el centro del misterio de Jesucristo, aquel “me amó” y “se entregó a sí mismo por mí”. Decía también el Papa: “Comprender el misterio de Jesucristo no es una cuestión de estudio” porque “a Jesucristo sólo se lo entiende por pura gracia”.

Y es que conocerte, Jesús, es entrar en el misterio. Conocer a una persona se logra mediante la relación personal con ella, es convivir, compartir. La Madre Teresa de Calcuta nos da este consejo: "Nunca abandonéis este contacto diario íntimo con Jesús como persona real y viva, y no simplemente como una idea”.

Pero además Jesús, no eres solamente el ser supremo, si no eres mi salvador, aquel “me amó” y “se entregó a sí mismo por mí”. Si hubiese alguien que hubiese muerto por mí para salvarme de una enfermedad mortal ¿no me interesaría? Este es el núcleo del misterio, en palabras de San Pablo: “me amó” y “se entregó a sí mismo por mí”. Y no me he enterado hasta que no descubra que la persona más íntima a mí, más cercana, que más me afecta, eres Tú, Jesús.


Acabamos de retirar los belenes. Seguramente el Jesusito de tu Belén es de los que extiende los brazo. A veces hay niños pequeños que a todos les extienden los brazos para que les cojan, y eso nos encanta. Así se representa casi siempre al Niño. Y eso me recuerda a la JMJ de este verano: “El Señor no señala con el dedo, sino que abre sus brazos -decía el Papa*. -Nos abraza a todos. Nos muestra a Jesús en la cruz, que tanto abrió sus brazos para ser crucificado y morir por nosotros."


Señor, ¿te veo yo como mi Salvador? Cuando mis problemas son del tipo aprobar los exámenes, o pagar la hipoteca cada mes… ¿de qué necesito yo ser salvado? Pero nos dijiste en qué consistía tu Salvación: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Sólo Tú me salvas de perder el camino en la vida, me salvas de vivir en vano, de vivir en mi mundo de autoengaño, nadie más que Tú.


Hay un tesoro de carta de Sta. Teresa de Calcuta, de 1993, cuando tenía 83 años y presentía que se acercaba el final de sus días, y que escribió a sus hijas: «Jesús quiere que os diga de nuevo cuánto amor tiene por cada uno de vosotros, más allá de cuanto podáis imaginar. Me preocupa que alguno de vosotros todavía no se haya realmente encontrado con Jesús –cara a cara–, tú y Jesús a solas. Podemos pasarnos el tiempo en la capilla, pero ¿habéis visto con los ojos de vuestra alma cómo Él os mira con amor? ¿Conocéis realmente al Jesús vivo, no a través de los libros, sino por estar con Él en vuestro corazón? ¿Habéis oído las palabras llenas de amor con que Él os habla? Pedidle la gracia, Él está deseando dárosla. [...] Hasta que conozcas muy dentro de ti que Jesús tiene sed de ti, no puedes empezar a saber quién quiere Él ser para ti. O quién quiere Él que seas tú para Él».


Jesús, quiero coger tu mano, que extiendes hacia mí. ¿Señor, cómo quieres que contigo llene mi vida? ¿qué quieres que corrija de mi camino para que seas Tú mi camino?, ¿te pido luz para ver tu verdad y fuerza para seguirla? Como decía Machado: ¿Tú verdad? no, la verdad; y ven conmigo a buscarla. La tuya guárdatela.

María, Virgen de la Antigua, quiero coger tu mano también.

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