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Retiro joven abril 2025

  • josanfihe
  • 6 may
  • 5 Min. de lectura


Este domingo pasado, Pascua de Resurrección, justo el día anterior a su muerte, Francisco bendijo la ciudad y al mundo. Siendo sus últimas horas de vida recorrió una vez más, en el papamóvil, la Plaza de San Pedro, saludando a los numerosos peregrinos presentes, felices de poder verle. Y cansado pero feliz, le dijo a su asistente de salud: «Gracias por traerme de vuelta a la Plaza».


Después de poder oírle todos decirnos “Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz Pascua!”, en la bendición "Urbi et Orbi" fue el maestro de ceremonias quien leyó estas palabras preparadas por Francisco para el mensaje pascual:


**“En la pasión y muerte de Jesús, Dios ha cargado sobre sí todo el mal del mundo y con su infinita misericordia lo ha vencido... ¡El Cordero de Dios ha vencido! Por eso hoy exclamamos: «¡Cristo, mi esperanza, ha resucitado!»**.”


Tres palabras pueden resumir su mensaje para nosotros: Misericordia, Esperanza y Alegría. *Evangelii Guadium*, “La alegría del evangelio”, fue su primer documento. *Dilexit nos*, “Nos amó”, fue el último, sobre el Corazón de Jesús como revelación de la misericordia de Dios. 2016 fue el año jubilar de la misericordia. Y Francisco nos deja en 2025, el año jubilar de la esperanza. consiste en la misericordia de Dios, esperanza que no defrauda.


*La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría*


Hoy, tristes por su muerte, y unidos a toda la Iglesia, rezamos por Francisco. Pero, ante la presencia de Cristo vivo, nos llenamos de esta esperanza que nos trajo el Papa. Nos puede servir para ello su catequesis sobre la esperanza del 20 de septiembre del 2017:


**¡Piensa, allí donde Dios te ha plantado, espera! Espera siempre. No te rindas a la noche: recuerda que el primer enemigo a derrotar no está fuera de ti: está dentro. Por lo tanto, no concedas espacio a los pensamientos amargos, oscuros.**


**Este mundo es el primer milagro que Dios hizo y Dios ha puesto en nuestras manos la gracia de nuevos prodigios. La fe y la esperanza avanzan juntas. Cree en la existencia de las verdades más altas y más hermosas. Confía en Dios creador, en el Espíritu Santo que mueve todo hacia el bien, en el abrazo de Cristo que espera a cada hombre al final de su existencia; cree, Él te espera.**


**El mundo camina gracias a la mirada de muchos hombres que han abierto brechas, que han construido puentes, que han soñado y creído; incluso cuando a su alrededor escuchaban palabras de burla.**


**No pienses nunca que tu lucha aquí abajo es del todo inútil. Al final de la existencia no nos espera el naufragio: en nosotros palpita una semilla absoluta. Dios no defrauda: si ha puesto una esperanza en nuestros corazones, no quiere destruirla con frustraciones continuas. Todo nace para florecer en una eterna primavera. Dios también nos hizo para florecer. Recuerdo ese diálogo cuando el roble pidió al almendro: «Háblame de Dios». Y el almendro floreció.**


**Donde quiera que estés, ¡construye! Si estás en el suelo, ¡levántate! Nunca te quedes caído, levántate, deja que te ayuden a levantarte. Si estás sentado, ¡ponte en camino! Si el aburrimiento te paraliza, ¡ahuyéntalo con buenas obras! Si te sientes vacío o desmoralizado, pide que el Espíritu Santo llene de nuevo tu nada.**


**Obra la paz en medio de los hombres, y no escuches la voz de quien esparce odio y divisiones. No escuches esas voces. Los seres humanos, por muy diferentes que sean unos de otros, han sido creados para vivir juntos.**


**Ante los contrastes, paciencia: un día descubrirás que cada uno es depositario de un trozo de verdad. Ama a las personas. Ámalas una a una. Respeta el camino de todos, sea lineal o dificultoso, porque cada uno tiene su propia historia que contar. Cada uno de nosotros tiene su propia historia que contar.**


**Cada niño que nace es la promesa de una vida que una vez más demuestra ser más fuerte que la muerte. Todo amor que surge es un poder de transformación que anhela la felicidad. Jesús nos entregó una luz que brilla en las tinieblas: defiéndela, protégela. Esa luz única es la riqueza más grande confiada a tu vida.**


**Y sobre todo, ¡sueña! No tengas miedo de soñar. ¡Sueña! Sueña con un mundo que todavía no se ve, pero que ciertamente vendrá. La esperanza nos lleva a creer en la existencia de una creación que se extiende hasta su cumplimiento definitivo, cuando Dios será todo en todos. Los hombres capaces de imaginar han regalado a la humanidad descubrimientos científicos y tecnológicos. Han surcado los océanos, y pisado tierras que nadie había pisado nunca. Los hombres que han cultivado esperanzas son también los que han vencido la esclavitud, y han traído mejores condiciones de vida a esta tierra. Piensa en esos hombres.**


**Sé responsable de este mundo y de la vida de cada hombre. Piensa que toda injusticia contra un pobre es una herida abierta, y disminuye tu propia dignidad. La vida no cesa con tu existencia, y a este mundo vendrán otras generaciones que sucederán a la nuestra, y muchas más.**


**Y cada día pide a Dios el don del valor. Recuerda que Jesús venció al miedo por nosotros. ¡Él venció al miedo! Nuestro enemigo más traicionero no puede contra nuestra fe. Y cuando te encuentres atemorizado frente a algunas dificultades de la vida, recuerda que no vives solo para ti. En el bautismo, tu vida fue sumergida en el misterio de la Trinidad, y tú perteneces a Jesús. Y si un día te asustas o piensas que el mal es demasiado grande para desafiarlo, piensa simplemente que Jesús vive en ti. Y es Él quien, a través de ti, con su apacibilidad quiere someter a todos los enemigos del hombre: el pecado, el odio, el crimen, la violencia; todos nuestros enemigos.**


**Ten siempre el valor de la verdad, pero recuerda esto: no eres superior a nadie. Recuérdalo: no eres superior a nadie. Aunque fueras el último en creer en la verdad, no te apartes de la compañía de los hombres. Aunque vivieras en el silencio de un eremita, lleva en tu corazón el sufrimiento de cada criatura.**


**Eres cristiano; y en la oración todo se lo restituyes a Dios.**


**Y cultiva ideales. Vive por algo que sobrepasa al hombre. Y si algún día uno de estos ideales te pasara una factura considerable, no dejes nunca de llevarlo en tu corazón. La fidelidad consigue todo. Si te equivocas, levántate: nada es más humano que cometer errores. Y esos errores no tienen que convertirse para ti en una prisión. No te dejes aprisionar por tus errores. El Hijo de Dios no vino por los sanos, sino por los enfermos; por lo tanto también vino por ti. Y si te vuelves a equivocar en el futuro, no tengas miedo, ¡levántate!, ¿Sabes por qué?. Porque Dios es tu amigo.**


**Si te hiere la amargura, cree firmemente en todas las personas que todavía trabajan para el bien: en su humildad está la semilla de un mundo nuevo. Relaciónate con las personas que han mantenido su corazón como el de un niño. Aprende de la maravilla, cultiva el asombro.**


**Vive, ama, sueña, cree. Y, con la gracia de Dios, no desesperes nunca.**


Spes non confundit, “La esperanza no defrauda”, fue también el documento de convocatoria del Jubileo de la Esperanza actual.


Jesús, ante ti, quiero vivir este legado de Francisco, grábalo en mi corazón, Tú, Jesús vivo, que eres la esperanza que no defrauda, la misericordia del Padre, nuestra mayor alegría.

 
 
 

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